Organismos genéticamente modificados, entre la innovación y la controversia

En la búsqueda de soluciones para los desafíos globales en áreas de la salud, la alimentación y el medio ambiente, la ciencia ha abierto una ventana al futuro mediante la modificación genética. Los organismos genéticamente modificados, a veces llamados transgénicos, son el fruto de la  ingeniería genética, que permite cambios específicos a nivel genético en algún organismo de interés, otorgándoles características deseables difíciles de obtener mediante métodos de reproducción convencionales. Sin embargo, estos avances también plantean interrogantes éticas, ambientales y de salud, generando un intenso debate.

Historia y desarrollo

La manipulación genética ha sido una práctica de la humanidad desde tiempos antiguos, comenzando con la domesticación y selección artificial de plantas y animales para mejorar características deseables. Este tipo de selección es una forma temprana de ingeniería genética que ha moldeado la agricultura y la ganadería a lo largo de los siglos.

La manipulación genética directa, tal como la conocemos hoy, tuvo sus orígenes en el siglo XX con el avance de la bioquímica y la genética. Un hito clave fue el descubrimiento en 1968 de las enzimas de restricción, que permitieron “cortar” el ADN en puntos específicos.

Con el avance de la biotecnología, en la década de 1970, Herbert Boyer y Stanley Cohen lograron un hito al crear la primera bacteria resistente a la kanamicina, un antibiótico. Posteriormente, en 1974, Rudolf Jaenisch hizo historia al desarrollar el primer animal genéticamente modificado: un ratón. La revolución continuó y en 1983 se presentó al mundo la primera planta modificada genéticamente.

La historia y evolución de los organismos modificados genéticamente es una narrativa de innovación científica y tecnológica, marcada por descubrimientos fundamentales y el surgimiento de métodos y técnicas que han permitido avances significativos.

¿Cómo se crean los organismos genéticamente modificados?

La modificación genética de organismos se basa en técnicas que permiten la inserción, eliminación o alteración de genes específicos. Esta práctica se realiza utilizando herramientas como la transgénesis, donde se introduce material genético de una especie a otra, y la edición genética, con tecnologías como CRISPR-Cas9, que permiten modificaciones precisas en el ADN. Este proceso implica varias etapas:

  1. Identificación del gen de interés: Se identifica el gen que confiere la característica deseada, como la resistencia a plagas. Este gen puede provenir de bacterias, plantas, animales u otros organismos.
  2. Aislamiento del gen: El gen de interés se aísla del organismo donante mediante enzimas de restricción, que cortan el ADN en sitios específicos para obtener el fragmento deseado.
  3. Inserción del gen en un vector: El gen aislado se inserta en un vector, una molécula de ADN capaz de introducir el gen en la célula del organismo receptor. Los vectores comunes incluyen plásmidos bacterianos y virus. Posteriormente, los vectores se introducen en las células del organismo receptor.
  4. Selección y regeneración: Se seleccionan las células que han incorporado exitosamente el gen de interés utilizando un gen marcador que proporciona resistencia a antibióticos u otras sustancias selectivas. Las células modificadas se cultivan en medios selectivos.
  5. Confirmación y caracterización: Se analizan las células modificadas para confirmar que el gen de interés se insertó correctamente. Esto se realiza mediante técnicas como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la secuenciación de ADN o el análisis de expresión genética.
  6. Propagación y evaluación: Los organismos modificados se propagan para producir generaciones futuras. Se evalúan exhaustivamente para asegurar que la modificación no tenga efectos negativos y verificar que la característica deseada se manifestó correctamente.

Aplicación de los organismos modificados genéticamente

Los organismos modificados genéticamente, gracias a las múltiples tecnologías que se han desarrollado en las últimas décadas, han revolucionado múltiples campos. Han proporcionando soluciones innovadoras a problemas que atañen a la sociedad y ofreciendo nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida.

Agricultura

La agricultura es el campo donde los transgénicos han tenido el mayor impacto. Los cultivos genéticamente modificados han sido diseñados para resistir plagas, enfermedades y condiciones climáticas adversas, o para mejorar sus características nutricionales. Por ejemplo, el maíz Bt, que contiene un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis. Produce una proteína tóxica para ciertos insectos, reduciendo la necesidad de pesticidas químicos.

Medicina

En medicina, estos organismos han revolucionado la producción de fármacos y terapias. La insulina recombinante, producida por bacterias modificadas genéticamente, ha sido un salvavidas para millones de personas con diabetes. Además, los animales transgénicos se utilizan en la investigación biomédica para estudiar enfermedades humanas y desarrollar nuevos tratamientos.

Industria y Medio Ambiente

Los organismos modificados genéticamente también tienen aplicaciones industriales y ambientales. Las bacterias modificadas se utilizan para limpiar derrames de petróleo y descomponer desechos tóxicos de origen industrial. En la industria, se emplean para producir biocombustibles y enzimas utilizadas en la fabricación de detergentes y alimentos.

Controversias y riesgos asociados a sus usos

A pesar de los beneficios potenciales, los organismos genéticamente modificados han suscitado numerosas preocupaciones que alimentan la controversia en torno a su uso. Estos riesgos y debates se pueden agrupar en varias categorías:

  1. Impacto en la salud: Existe un debate continuo sobre la seguridad de los transgénicos y sus derivados para el consumo y el uso humano. Aunque hay estudios que indican que son seguros, algunos científicos señalan la necesidad de investigaciones a largo plazo para descartar efectos adversos.
  2. Efectos ambientales: La introducción de cultivos transgénicos puede tener consecuencias imprevistas, como la transferencia de genes a plantas silvestres, la pérdida de biodiversidad y la aparición de súpermalezas resistentes a herbicidas.
  3. Dependencia económica: El control de las patentes sobre los organismos modificados genéticamente por parte de grandes corporaciones puede crear dependencia económica para diversos sectores. Esto puede llevar a la monopolización de los mercados.
  4. Consideraciones éticas y socioeconómicas: El uso de organismos genéticamente modificados plantea cuestiones sobre la manipulación de la vida y sus alcances. Además, algunos sectores consideran que la tecnología favorece a las grandes empresas y a las naciones desarrolladas, exacerbando las desigualdades globales.

En respuesta a estas preocupaciones, muchos países han implementado regulaciones estrictas sobre el uso, cultivo y comercialización de transgénicos. La Unión Europea, por ejemplo, tiene una de las políticas más rigurosas, exigiendo evaluaciones de riesgo detalladas antes de aprobar el uso de cualquier organismo modificado genéticamente.

Reflexión

Los organismos modificados genéticamente representan una herramienta poderosa con el potencial de abordar algunos de los desafíos más apremiantes de la humanidad. Sin embargo, su desarrollo y uso deben gestionarse cuidadosamente para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. La investigación continua, la regulación adecuada y el diálogo inclusivo entre científicos, legisladores y la sociedad son esenciales para asegurar que los transgénicos contribuyan de manera positiva y ética al bienestar global.

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